domingo, 22 de enero de 2012

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Se frota los ojos con los puños cerrados, suavemente, y pestañea en repetidas ocasiones.
-Ya estoy mejor.
-¿Me ves bien?- pregunta Armando, volviendo a acercar su cara a la de ella.
-Sí- responde vergonzosa.
Silencio. Se miran fijamente. Ella, seria, azorada; él, sonriente, divertido.
-Oye, ¿sabes que tienes unos ojos muy bonitos?
-¿Qué?
-Tus ojos, son realmente bonitos.
Aquello sí que Cristina no se lo esperaba.
-Eso no es verdad.
-¿Cómo que no? No me creo que nunca te lo hayan dicho.
-Pues no. Nunca. Son marrones.
-¿Y qué tiene que ver que sean marrones?
-Que son muy típicos. No tienen nada de especial.
-Yo no lo veo así- dice, mientras continúa fijando su mirada en la de ella-.Unos ojos no son bonitos por el color del que sean, sino por lo que transmiten.
<<Y ahora es cuando el chico de la película besa a la chica>> piensa.
Pero la vida real es distinta.

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